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domingo, 21 de julio de 2019

Revisando prejuicios por Cristo Barbuzano


                    Acabo de tener una experiencia muy interesante que quiero compartir con vosotros/as

                Como Directora Ejecutiva del CIAM me encargo del alumnado, no sólo de atraerle a las clases, sino de cuidarles y darles un espacio personal en nuestra escuela. Es una apuesta y un riesgo asumido desde la creación del CIAM por todo el equipo.

Imagen de un grupo de personas reunidas que critican a otra que está sola y desprotegida

                En ese esfuerzo por aportar una atención personalizada el alumnado se ha sentido reforzado al sentir y al pedir apoyo, tanto dentro como fuera de la escuela. Se han generado proyectos y contratos laborales, y también Itinerarios de inserción Social. Y es en este último aspecto donde se ha dado la anécdota a compartir.

                Un profesional de otra sala- escuela se pone en contacto conmigo para conocer lo trabajado en nuestro curso, ya que uno de nuestros alumnos busca el poder entrar en su formación. Dado su perfil, una discapacidad física que requiere del apoyo de silla de ruedas, y un comportamiento en el que aflora la falta de habilidades para las relaciones sociales, llama preocupado por la posible inserción de esta persona en su espacio. Le preocupa la influencia negativa de esta persona en su equipo, su dinámica, su clase.

                Reconociendo la circunstancia de la que me habla, le indico desde el punto de vista inclusivo desde el que siempre trabajo, que el trato sea igualitario: normas y límites a cumplir como a cualquier alumno/a, consecuencias si no se cumplen, y…

… lo importante, lo nuevo, mi trabajo: PARTIR DE CERO, DEL AQUÍ Y AHORA, DE LA OPORTUNIDAD Y LA EQUIDAD, DESDE LA OBSERVACIÓN DEL PREJUICIO PROPIO, DESDE LA CONCIENCIA DEL MIEDO Y LA VALORACIÓN DE LO QUE ESA PERSONA “DIFERENTE” NOS PUEDE APORTAR, Y NOSOTROS PODEMOS APORTARLE A ELLA.

                Me he sentido bien por hacer una intervención profesional con otro profesional.  Cuando trabajamos con personas tenemos que tener una formación continua y el corazón y la mente en un nivel de apertura superior al trabajo con máquinas o servicios (los he hecho todos así que sé que es diferente).

                 Me he sentido mejor, cuando ese profesional me ha dado las gracias por permitirle errar y ser libre, y no juzgarle, sólo hacerle comprender que hay un mundo  gigante y lleno de posibilidades más allá de lo “normal, frecuente, fácil, ideal, mayoritario,…”, y son las personas diversas, con grandes capacidades, con mucha creatividad y con una identificación de fuerza y superación para los que podemos compartir con ellos su hándicap, que a los que no lo tenemos, nos hace más grandes, más fuertes, más humanos.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS A CADA PERSONA QUE ME AYUDA A CRECER Y CREER

1 comentario:

  1. La diversidad siempre enriquece, nos enseña nuevas formas de mirar, de sentir, de pensar

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